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19/02/18 |
El pasajero, usuario ocasional de una aplicación que conecta conductores con pasajeros, mira con más frecuencia de lo normal el reloj, y a continuación en su mente sólo visualizará dos momentos: hora de presentación y hora de embarque.
Con cada nuevo cálculo mental de hora de llegada, el destino va quedando cada vez más cerca hasta aparecer. El vehículo toma el carril señalizado como Partidas. Para en un andén. El pasajero y su acompañante bajan rápidamente con sus cosas y buscan, con un poco de nerviosismo, algún cartel con el nombre de su aerolínea.
Evidentemente están en un aeropuerto, por cierto, muy concurrido a esa hora. Sin embargo, la fila de check-in de su aerolínea está vacía.
Hay algo inusual en todo esto.