viernes, 16 de marzo de 2018

Cuando toca quedarse en tierra (dos veces)


19/02/18
Una tarde cualquiera, un sedán recorre las calles de una gran ciudad, alternando su marcha: pasa de un andar veloz a detenerse en un cruce, a veces por un semáforo, otras por un atasco, típico de estas horas.

El pasajero, usuario ocasional de una aplicación que conecta conductores con pasajeros, mira con más frecuencia de lo normal el reloj, y a continuación en su mente sólo visualizará dos momentos: hora de presentación y hora de embarque.

Con cada nuevo cálculo mental de hora de llegada, el destino va quedando cada vez más cerca hasta aparecer. El vehículo toma el carril señalizado como Partidas. Para en un andén. El pasajero y su acompañante bajan rápidamente con sus cosas y buscan, con un poco de nerviosismo, algún cartel con el nombre de su aerolínea.

Evidentemente están en un aeropuerto, por cierto, muy concurrido a esa hora. Sin embargo, la fila de check-in de su aerolínea está vacía.

Hay algo inusual en todo esto.

viernes, 9 de marzo de 2018

¿Por qué Colombia?

Me encuentro escribiendo esto a pocos días de haber regresado de uno de mis mejores viajes (por no decir quizás el mejor hasta ahora) de mi vida.

Al igual que cómo sucediera el año pasado con mi viaje a Brasil, durante los meses previos y aún durante estos días posteriores, varios amigos y personas cercanas han mostrado curiosidad por mi selección, en función del dinero que tenía para gastar, los lugares adonde saben que ya había viajado y la oferta existente en la región.

Es por eso que quiero dedicar esta entrada a describir los porqués de mi decisión, algunos detalles técnicos, y a dar un pantallazo general de mis impresiones del país, como puntapié de una serie de entradas más detalladas que espero ir largando con el tiempo.

Entonces, ¿por qué elegí Colombia? Llegó el momento de explayarme.

Vista de Cartagena desde el Fuerte de San Felipe
Con cariño, dedicado a quienes hicieron de Colombia una experiencia inolvidable.

martes, 1 de agosto de 2017

Fenadoce: un recorrido por el punto más dulce de Brasil

Pelotas es una de las ciudades más grandes del estado de Rio Grande do Sul, ese que tanto uruguayos como argentinos encontramos parecido en múltiples cosas, desde geografía hasta cultura, historia, e incluso vocabulario. Generalmente, para quienes provenimos del paisito del sur, la ciudad no es más que un punto de paso de camino a destinos playeros clásicos que se encuentran a cientos de kilómetros de allí, como Floripa o Camboriú. 

Con sus 300 mil habitantes, Pelotas no deja de ser un punto de relevancia para la región (de hecho, si fuese parte de Uruguay sería por lejos la segunda ciudad del país). Además de ser un polo universitario, con miles de estudiantes del estado y el resto del país, es sede de una gran tradición en producción de dulces, nacida de una historia muy particular, que desde 1986 se sintetizó en la Feira Nacional do Doce, un evento que durante 19 días al año atrae a brasileños y, cada vez más, a turistas de los países vecinos.

Sin embargo, la feria al día de hoy sigue siendo una gran desconocida en la región, por lo que este año, tras mi primera visita a la ciudad en febrero, me propuse volver para conocer más de cerca un evento de esta magnitud, de más de 250 mil visitantes, lleno de atractivos que, como veremos más adelante, no son sólo gastronómicos, haciendo de esta feria una oportunidad de diversión para toda la familia. Luego de leer este artículo, quizás surjan ganas de parar al menos una tarde la próxima vez que viajen a las playas norteñas en verano, o, por qué no, viajar en junio a descubrir la gran historia del dulce.

Los invito a descubrir a través de mi relato y fotografía la 25ª edición de la Feria Nacional del Dulce.

miércoles, 24 de mayo de 2017

Sobre el Brasil que encontré

Los invito hoy a pensar hoy sobre un tema un tanto serio, relevante para los ciudadanos del mayor país de América del Sur y que nos es útil a quienes vivimos a sus márgenes para aprender y comprender.
"Ni izquierda ni derecha, ¡ANARQUÍA!"
(Imagen del Congreso Federal)

He de admitir que me costó terminar y publicar esta entrada, por motivos de estudio y personales, además de que mientras el lanzamiento se atrasaba, más cosas iban sucediendo en Brasil. Pensé incluso en que ya había quedado en el camino y que podría abandonar su redacción, pero luego me di cuenta que la validez de mis palabras a continuación sigue siendo la misma que en marzo, cuando comencé, y que en febrero cuando realicé mi viaje.

Antes de continuar, quiero pedirles la mayor comprensión posible en cuanto a la intención de mis palabras, que es simplemente generar conciencia a partir de mis impresiones, sintetizadas en juicios de valor. Muchos estarán de acuerdo y otros no, y sé que algunos de mis lectores serán brasileños, por lo que espero que sepan comprenderme desde mi punto de vista y no generar polémica, sino reflexión y que ayude esto a un mejor futuro en su país y la región.

Ese fue uno de los aspectos de los que me propuse descubrir e indagar más cuando realicé mi viaje a Brasil en febrero: ¿cómo un país tan grande, tan vasto, con tanta población y tanto potencial, puede estar sumido en una crisis, en parte por culpa de toda una trama de corrupción?

Algo de presentimiento tenía en cuanto a lo que creía que iba a encontrar. Quería interrogar a muchas de las personas que conocí sobre cómo se vive en un país en crisis económica y política. Y allá fui. Hablé sobre esto con mis amigos, con los choferes de taxi, con algún manifestante, con amigos de amigos y así logré hacerme una idea general, que la resumo en una pregunta: ¿en quién creer y volver a confiar?

Es por esto que quiero contarles sobre el Brasil que encontré.

domingo, 9 de abril de 2017

Paraty, paisajes e historias escondidas

En la medida de lo posible, he estado en estas semanas escribiendo mucho acerca de mis experiencias durante mi viaje a Brasil en febrero pasado. Es así que hoy me toca contarles acerca de un lugar del cual no me arrepiento para nada de incluir en mi itinerario: Paraty.

El paraje se encuentra en el Estado de Río de Janeiro, a apenas 250 km por carretera (en línea recta es bastante menos) de su tan famosa ciudad capital, coronada por el Cristo Redentor y de orlas famosas como la de Copacaba o Ipanema. Bueno, de eso en Paraty hay poco, pero no por eso hay lugar para la decepción. En absoluto. Además de estar en una posición geográfica privilegiada (la bahía en que se encuentra le permite compartir, junto a destinos turísticos de nivel como Ilha Grande y Angra dos Reis, hermosas aguas verde-azuladas, morros y lindas playas), el lugar es de gran valor estratégico, o al menos lo supo ser. Esto, de hecho, hizo que durante mucho tiempo el punto tuviese una gran relevancia. Pero como veremos después, el correr del tiempo hizo que quedara a las sombras de Río y Salvador. Y en esto reside su gran atractivo como sitio histórico.

Centro histórico de Paraty
Quiero destacar que una mis primeras impresiones sobre este lugar, a través de Internet, fue que me hacía recordar inexorablemente a Colonia del Sacramento, destino must-see de Uruguay. Para contextualizar al extranjero: una ciudad colonial de origen portugués, con calles y casas de época. Salvando las distancias de latitud, clima y entorno geográfico, ambas son perfectamente comparables. La diferencia es que Paraty jamás aparece entre los grandes destinos de Brasil, pese a que en mi opinión merece mayor atención. Tal vez porque, como comentaba en otro artículo, el elemento playa juega mucho en las listas de destinos, reconocimiento del que si gozan otros sitios del estado como Búzios, Arraial do Cabo y los que mencioné unas líneas atrás.

Quizás sea aquello de destino para pocos lo que le otorga parte de su magia e invita a descubrir y satisfacerse gratamente con la visita, sea el tiempo que te quedes. Eso les quiero transmitir. Comenzamos.

sábado, 18 de marzo de 2017

Sao Paulo: certezas y mitos de una urbe de 20 millones de habitantes

Hola a todos. Quiero en esta entrada contarles sobre mis impresiones durante mi primera y única visita a la ciudad de Sao Paulo hasta el momento. Esto fue en febrero del corriente año

Sin embargo, no fue fácil organizar mi viaje a esta ciudad. No fue precisamente debido a la conectividad aérea o a los precios, sino a un factor completamente diferente: mi entorno. Y es que durante lo seis meses que pasaron entre los primeros planes y el día que llegué al Aeropuerto Internacional de Guarulhos, fueron incontables las voces familiares, de amigos, de amigos de amigos, de viajeros y de los propios brasileños (excepto paulistanos, claro), advirtiendo que visitar la ciudad más grande de Brasil sería inútil, una pérdida de tiempo o una locura, por no hacer referencia a dichos más fuertes.

Es por tanto mi propósito en esta entrada, contarles mis impresiones sobre Sao Paulo, buscando echar abajo mitos e imágenes erróneas de la ciudad, aunque también confirmando algunas que son ciertas, pero que al fin y al cabo no evitan que darse la oportunidad una vez en la vida de conocer la ciudad más grande del hemisferio sur no valga la pena.

Avenida Paulista
Intentaré tener en cuenta y hablar sobre todos los temas que suelen estar en la mente de alguien que piensa sobre esta ciudad, espero no dejar de lado ninguno importante. Allá vamos.

miércoles, 15 de marzo de 2017

El inicio con aire de reinicio

Hola a todos. A partir de hoy estaré escribiendo en este pequeño espacio dentro de la infinidad de La Red y sumando entradas y más entradas que espero sean de su agrado.

Esto en realidad no es más que el deseo de continuar con algo que comenzó hace mucho tiempo. Y es que quien me conoce hace años, tal vez recuerde que ya estuve en detrás de otro blog conocido como Cotoblog.

¿El amanecer de un nuevo proyecto? (Por cierto, verán una colección de imágenes en las entradas que en su mayoría son de mi autoría, como esta)
Pero este viene recargado. Han pasado casi 8 años. En el medio ciertamente han pasado muchas cosas en mi vida. Pasé por toda la educación secundaria, donde descubrí mi vocación o interés por la comunicación, por lo que no en vano me encuentro estudiando dicha carrera, la que de alguna forma me dio el impulso que faltaba para volver. También descubrí que viajar era de las cosas que más me gustaban en la vida, tanto dentro de mi país como en la región, y la vida se encargó precisamente de darme muchas de esas experiencias, algunas sobre las que espero escribir pronto. Vale por tanto no reírse con malicia de mis viejos intereses preadolescentes.